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LABERINTOS, seguir los pasos de alguien que pasó por aquí



                                                                                                                                                                                                                                          Mapa de Chimborazo, Alexander von Humboldt


Estaba leyendo un libro sobre la vida de Humboldt, en las primeras páginas la autora lo describe subiendo el Chimborazo, esa montaña enorme en Ecuador. Sube entre caminos peligrosos, sin equipo de montaña adecuado, con una libreta en la mano, anotando cada cosa que ve, la naturaleza se rebela frente a él mientras observa, escribe y hace listas de hojas, plantas, tierras, alturas, árboles y las compara con las montañas que ya conoce, relaciona los elementos de la naturaleza en su cabeza, le da un sentido al mundo. El resultado es el ‘Naturgemälde’, la imagen de una montaña no cómo un objeto masivo y singular, sino como un tejido. Lo que se revela entonces no es solo la montaña, sino la naturaleza como un sistema abierto, un laberinto de relaciones.

Durante el día tenemos procesos de pensamiento, divagamos en nuestra mente por ideas que pasan y se pierden. La dispersión nos lleva por caminos diversos, nos hace abrir la computadora, cerrarla, salir al balcón a respirar, ver el celular, escuchar la canción que había querido escuchar desde ayer, mirar por la ventana con ansiedad de volver rápido a trabajar, regar las plantas. Al final solo quedan los resultados de esos procesos de pensamiento: cómo la llamada al doctor para hacerse pruebas después de ver un documental sobre el cáncer de páncreas, o ir a comprar un libro después de escuchar la recomendación en la radio.





En la computadora, estos procesos de pensamiento van de una ventana a otra, de un clic al siguiente, mezclando la intimidad con las noticias, dejando rastros de nuestro divagar que se van acumulando inadvertidamente, pestañas abiertas que contienen el correo electrónico, decenas de documentos por leer, Netflix, búsquedas en el diccionario de Oxford de palabras en inglés que no conozco, el Google Calendar retacado de actividades, videos en Instagram de mis amigos en la carretera, screenshots https://vimeo.com/568310848163d80a43a. ¿Qué pasaría si curáramos esa dispersión? ¿si nos concentramos más en el divagar y menos en el resultado?

Mi amigo Andrés vive en Ecuador, el otro día me mandó un video del Chimborazo mientras pasaba junto a él en la carretera. Quise encontrarlo para mostrárselos pero no lo encontré, en cambio encontré este otro que me mandó la semana pasada cuando estaba triste y miraba el mar https://vimeo.com/581546599/aef19bd51c. Me pregunto si como Humboldt, Andrés podría ver en el inmenso mar un tejido de relaciones submarinas, que le dieran forma a su tristeza.


Walking Piece (1964),Yoko Ono

Esta es una invitación a hacer una curaduría, un poema, para construir una forma de guardar nuestro tren de pensamiento. Salvar los fragmentos y darles un acomodo, elegirlos, escribirlos, hacerlos notar.  Paul Klee dice que dibujar es “sacar una línea a pasear”. Dibujar esos recorridos en los que se entrelazan nuestras búsquedas, para invitar a los demás a seguir nuestros pasos, pasos que como dice Yoko Ono, pueden ser húmedos como los que se dan sobre el lodo mojado, o invisibles como los que se pueden dar sobre el agua. Te invito a celebrar la dispersión y a que propongas un camino para perdernos.


Con mucho cariño,
Daniela Silva Solórzano 



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